Imagen: Dakila Pesquisas
El Camino Peabiru permitió la conexión e intercambio entre diferentes culturas y civilizaciones indígenas de América del Sur, como los guaraníes y los incas, a grandes distancias. Ya sabemos que este sendero de aproximadamente 4.000 millas (6.437,38 km) conectaba el Océano Atlántico con los Andes y fue testigo del intercambio entre diversas culturas nativas durante siglos antes de la llegada de los europeos.
El investigador de Dakila Pesquisas, Urandir Fernandes de Oliveira, explica: "El Camino Peabiru es un testimonio invaluable de la movilidad, la conectividad y el ingenio de los pueblos indígenas; muestra cómo estas civilizaciones establecieron redes de comunicación y transporte a una escala impresionante, mucho antes de la colonización europea".
Desde la década de 1980, Dakila Pesquisas se dedica a cartografiar este corredor transcontinental, que conectaba el océano Atlántico con el Pacífico. Este sistema de rutas interconectadas conlleva profundos significados para las culturas nativas.
Urandir comparte un descubrimiento sorprendente: "La investigación de Dakila indica que estos caminos pueden haber sido creados por civilizaciones mucho más antiguas que los pueblos indígenas que conocemos".
El equipo de Dakila ya encontró rastros prometedores de esta ruta en varios estados del sur y sudeste de Brasil. Y ahora, utilizando tecnologías, Urandir pretende reconstruir la historia de este legado, revelando descubrimientos sorprendentes sobre los orígenes y la sofisticación de estas civilizaciones indígenas.
"Las ciudades perdidas y las culturas antiguas son el foco de nuestras exploraciones, y Dakila lidera este viaje de manera responsable, revisando un patrimonio histórico que ha sido descuidado durante mucho tiempo", dice Urandir.
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